Tras empatar 1 a 1, los Charruas ganaron 5 a 4 en penales. Fue un partido muy intenso, un verdadero clásico rioplatense en donde no faltó nada.
A los 5 minutos Uruguay se puso en ventaja con gol de Diego Pérez. Pero a los 18´ iniciales Messi le metió un gran centro a Higuaín que de cabeza igualó el encuentro. Lio en el primer tiempo fue lo mejorcito de la Albiceleste, arrancando desde la derecha estuvo imparable, pero pareció que todas las jugadas debían tenerlo como eje a él, no tuvo mucho acompañamiento.
A los 37 minutos se fue expulsado Pérez por un doble amarilla, pero esto no amedrentó a Uruguay, ya que no se notó la diferencia de un jugador menos. Sobre el final de la primera etapa, un cabezazo de Lugano dio en el travesaño.
La Argentina jugó casi todo el segundo tiempo con 10, pero no hizo pesar esta diferencia. Los Charruas con pelotas aéreas incomodó a la insegura defensa local y con mucho orden supo sobrellevar la situación
Messi centralizó mucho su juego, y el desorden comenzó a ser notorio .La Albiceleste tenía la iniciativa, pero faltaron las ideas y se dependió mucho de arrestos individuales. Muslera en dos ocasiones le evitó el gol a Higuaín, también Romero le tapó un remate a Forlán.
Los ingresos de Pastore y Tévez poco aportaron. A los 41´ del complemento, Macherano se fue expulsado por doble amarilla.
En los dos tiempos suplementarios, Uruguay emparejó mucho el encuentro, robándole en muchos momentos la pelota a su rival. No obstante, Higuaín estrelló un disparo en el palo .La Argentina terminó con mucho desorden, frustrándose en cada ataque.
Llegó el tiempo de los penales, en donde Muslera le tapó el tercer penal a Tévez y le puso fin a las esperanzas argentinas.
Uruguay ganó este partido haciendo muchos méritos, al igual que la Argentina, pero esta última falla en muchas veces en el aspecto colectivo.
No sé si se puede hablar de fracaso, creó que en otra vez el local fue una decepción, otra frustración más con un equipo lleno de figuras, con el mejor jugador del mundo, que como se vio no puede ganar partidos por sí solo, mientras no vuelva haber un rendimiento en conjunto parejo, la Argentina seguirá penando. Desde el cuerpo técnico también es necesario que se baje un mensaje claro, sin contradicciones.
La eliminación no es una casualidad.
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