El técnico del Inter Milán se mostró en desacuerdo con la nacionalización de “extranjeros” para jugar en la selección de su país, Italia. Y el tema volvió aponerse en cuestión. Algunos interrogantes se vienen primero en mi mente:
¿La nacionalidad es meramente una cuestión territorial? ¿Una
selección de fútbol representa a un país? ¿Es légitimo apostar por jugadores no
autóctonos?
Algunos países, en el caso de Italia, otorgan la
nacionalidad por el principio “lus sanguinis”, o sea el derecho de su sangre. Una persona adquiere la nacionalidad de sus
ascendientes por el simple hecho de su filiación (biológica o incluso adoptiva), aunque el lugar de nacimiento sea otro país.
(Wikipedia).
La nación
mediterráneo históricamente le ha brindado a muchos otros estados miles de
inmigrantes, que han sido fundamentales para el crecimiento de países como la Argentina.
Creo que cualquier ciudadano, y más aún un futbolista, tienen derecho en pedir
la nacionalidad correspondiente, porque le corre en sus venas la sangre de
antepasados italianos, por ejemplo. La selección italiana ha ganado campeonatos
mundiales con jugadores que no nacieron dentro de su territorio. Camoranesi en
Francia 2006 es el último ejemplo más cercano, aunque ya en la década del 30
otros argentinos han vestido la camiseta azzurra y levantaron la gloriosa copa
Rimet.
Si repasamos el plantel de la última campeona del Mundo,
Alemania, el tinte inmigratorio es característico. Podolski y Klose, de orígenes
polacos y nacionalizados. Boateng, con sangre ghanesa, Khedira, de también nacionalidad tunecina y Ozil, de raíces turcas, son otros
de los que se suman a la lista.
Si Mancini se horroriza por esta cuestión, desconoce que una
nación no es un concepto jurídico, más un bien es un concepto sociológico o antropológico.
Se forma en un crisol muy variado de personas, que comparten costumbres , valores tradiciones. Qué más
característico de Italia que su pasta, aunque hay que recordar que fue traída
al país por el mercader Marco Polo de sus viajes por China.
De ser por la lógica Mancini, Italia debería devolver sus
copas del Mundo, dejar de consumir pasta
y por qué no de practicar fútbol, idea inglesa. Es muy difícil sentenciar una
conclusión que pueda calmar ambas aguas, porque se seguirá pensando que una
selección de fútbol no puede incluir en sus filas a jugadores “extranjeros” (visto
como trampa o ventaja), aunque en la vida cotidiana aceptemos la nacionalización,
la hipocresía hace su participación.
Para cerrar, Eder, jugador nacido en Brasil, evitó la caída de
Italia hace horas frente a Bulgaria en
un nuevo partido por la clasificación a la Euro 2016. La convocatoria del
player de la Sampdoria junto con la Mudo Vázquez propició la posterior declaración de Mancini.
Estaría bueno que el debate continúe.
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